Rosa Fernández

Ashtanga Yoga: un estilo tradicional de Yoga - por Rosa Fernández


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“… las respiraciones flotan en el silencio de la sala, nos invitan a la interiorización, a la concentración… me muevo sincronizada con mi respiración mientras siento que el tiempo se para, todo a mi alrededor se detiene… solo existe para mí el ahora, el presente.”



Con su origen en la India, este sistema antiguo enseñado por el Rishi Vamana en su texto Yoga Korunta ha sido transmitido como el parampara indica, de forma tradicional, de maestro a discípulo. Así llegó en los inicios del año 1900 a
Shri T. Krishnamacharya, quien transmitió sus conocimientos a partir del 1927 a su discípulo Pattabhi Jois, responsable de la difusión internacional de este sistema de Yoga.
En la actualidad, su hija Saraswati y su nieto Sharath Jois continúan con la tradición enseñando en el
instituto de la ciudad de Mysore fundado por él en 1948.
El termino
Ashtanga significa en sánscrito ocho ramas, siendo estas las etapas a las que el sabio indio Patanjali hizo referencia en sus Yoga Sutras. Este texto, con más de 2000 años de antigüedad, recopila y sistematiza las enseñanzas del Yoga, siendo uno de los pilares filosóficos en el sistema de Ashtanga Vinyasa Yoga o, como comúnmente se le conoce, Ashtanga Yoga. Nos encontramos por tanto, con un sistema de desarrollo personal a todos los niveles, en el que no hay separación entre la filosofía y la práctica.
La práctica se aborda con paciencia, disciplina y respecto, trabajando sobre secuencias de asanas (posturas) definidas unidas por la vinyasa, sincronización de respiración y movimiento. Se genera así un calor interno que purifica nuestro organismo tanto a nivel físico, mental como emocional. Además, durante nuestra práctica es clave la atención sobre tres puntos (Tristhana): respiración, asana (postura) y drishti.
  • La respiración guía el movimiento, siendo esta suave, profunda, libre y sin pausas. Esta hace posible la unión de un asana con otra resultando así un movimiento meditativo. Para que nuestra respiración sea correcta y las asanas efectivas usamos los bandhas, vínculos o cierres que aportan ligereza y fuerza impidiendo que la energía se disipe.
  • Asana. Purificamos nuestro cuerpo a la vez que le aportamos fuerza y flexibilidad. Con la práctica repetida de la secuencia de asanas se nos presenta la oportunidad de trabajar en silencio, únicamente con nosotros mismos, aportando un tiempo de conexión e interiorización a nuestra vida.
  • Dhristi (punto de enfoque). Focalizamos nuestra mirada hacia un punto evitando distracciones y centrando nuestra mente.

Ashtanga Yoga no solo se limita a la ejecución de una serie de asanas, conforme nos adentramos en la práctica diaria, con respeto y comprensión, nuestro cuerpo se va liberando, equilibrando, nuestra mente se aclara haciendo que penetren en nosotros de forma más sencilla principios sociales y personales que nos mantendrán en la senda, que harán que vivamos nuestra vida de forma más consciente.



Rosa Fernández
Profesora de Yoga