Un trabajo terapéutico sobre los arquetipos (I) - por José Antonio Sande
01/11/13 15:46 Categoría: Desarrollo personal y terapias naturales

Presento aquí la experiencia real de algunos casos, obviamente los nombres, edades y algunos otros datos han sido cambiados para mantener la privacidad de las personas. El resto de la información es real y puede servir para hacerse una idea de la efectividad de las esencias, siempre y cuando sean utilizadas con el conocimiento pleno del campo de información que conllevan.
Ambos casos forman parte del libro “Arquetipos femeninos y esencias La canción de Eva” escrito en coautoría con Laura Mayorga y editado por Continente.
Eva
Andrea, de 38 años, era una mujer triunfadora, con un alto puesto en la función pública, trabajadora, competente, con cierto grado de poder, una buena posición económica, pero algo en su vida no encajaba, ya que no se sentía serena ni satisfecha. Llegó a la consulta en un estado de desarmonía notable, con ansiedad, decepción vital, hipersensible y otros síntomas externos de una gran desarmonía interior. Comenzamos el proceso terapéutico atendiendo a aquellos aspectos de su vida presente, interna y externa, que podían estar contribuyendo a mantenerla en dicho estado. Durante un tiempo trabajamos con esencias florales del sistema Bach, hasta que en un momento dado apareció el tema de la sexualidad, cuestión que también era problemática para ella. Sus relaciones sexuales eran poco satisfactorias y tenía gran dificultad para disfrutar y llegar al orgasmo. Profundizando en esta faceta de su vida salió a la luz la “educación sexual” que había recibido en su infancia y juventud, especialmente de su madre, a base de comentarios y alusiones hacia la sexualidad como algo sucio, inadecuado, pecaminoso, etc. El hecho de escuchar durante años estos comentarios había dejado en su plano emocional un recuerdo que, aunque a nivel intelectual sabía que era carente de todo sentido, a nivel emocional no podía dejar de sentir esa suciedad, ese “pecado” que estaba cometiendo, por lo que cuando mantenía relaciones sexuales le venía a la mente la imagen y la voz de su madre recordándole sus opiniones sobre el disfrute y el sexo. Sin quererlo, y en algunos aspectos de manera inconsciente, no era capaz de disfrutar ni de vivir una sexualidad sana por aquella educación recibida, sintiéndose sucia, pecadora y culpable consigo misma, a lo que se añadía el enfado por no poder deshacerse de aquellas ideas.
Al mismo tiempo que trabajábamos otros aspectos de su vida con esencias de Bach, iniciamos la toma de la esencia Eva – mujer culpable. A partir del primer mes Andrea comenzó a disfrutar más de su sexualidad, a no recordar las palabras de su madre ni a tenerla presente durante sus relaciones sexuales. Poco a poco el campo de información negativo creado en torno a la sexualidad se fue diluyendo, ya no se sentía sucia ni pecadora y la culpabilidad que durante tantos años la había atormentado fue dejando paso a la satisfacción sin remordimiento. De esta manera consiguió sanar un aspecto importante de su vida que la mantenía en tensión y en desarmonía vital, trascendiendo aquella “educación” recibida, propia de otros tiempos de mayor ignorancia y represión.
José Antonio Sande
Terapeuta floral